Alimentación, ejercicio y salud

Si es verdad el dicho de "somos lo que comemos", tendríamos que preguntar "y tú, ¿qué comes? Por eso empezamos este nuevo blogg dedicado a dos aspectos fundamentales para que nuestra salud funcione correctamente: la alimentación y el ejercicio

domingo, 6 de mayo de 2012

ALIMENTACIÓN Y RENDIMIENTO INTELECTUAL


Los expertos aseguran que si comes ciertos alimentos de forma equilibrada, no sólo mejorarás tu rendimiento intelectual sino también tu memoria y tu capacidad de concentración.

 Ciertas vitaminas  (como la vitamina B y la vitamina E) pueden mejorar el funcionamiento de las neuronas, proveyéndoles cantidades abundantes de glucosa y oxígeno para realizar todas sus funciones. Está comprobado que la alimentación puede brindar una recuperación segura y veloz en período de un gran desgaste intelectual.

 Cuando estamos en épocas de examen, por ejemplo, la clave para mejorar el rendimiento intelectual no está en el incremento de las calorias que se consumen en una comida. Es más importante, de hecho, consumir vitaminas y minerales en las cantidades mínimas recomendadas. El potasio, el magnesio, el hierro y el zinc son algunos de los minerales claves en la alimentación si nos referimos a rendimiento intelectual. El magnesio está presente en frutos secos, cereales integrales y vegetales de hoja (color verde oscuro). El zinc también está presente en algunos frutos secos, y el hierro está disponible en vegetales de hoja, alimentos enriquecidos y cereales integrales.


 La distribución de las comidas en una alimentación orientada a mejorar el rendimiento intelectual debe ser homogénea. Se recomienda hacer entre 4 y 6 comidas al día. De esta manera estaremos manteniendo los aportes de glucosa al cerebro  en niveles constantes. También es muy importante dormir entre 8 y 10 horas diarias para activar la memorización y mejorar el aprendizaje.



·         Los frutos secos (nueces, avellanas, pipas de girasol, almendras, anacardos, pistachos...)

·          El pescado azul (atún, sardina, caballa, salmón, lenguado, sepia...

·         Las harinas integrales (de trigo, arroz, centeno, avena, maíz, soja...

·         Verduras de hoja verde (acelgas, judías verdes, brócoli, espinacas, lechuga...)

·          Frutas cítricas ricas en vitamina C (kiwi, mandarina, fresa, albaricoque, ciruelas...).

·          Las legumbres (soja, lentejas, garbanzos...).

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